Cada año se gastan miles de millones en publicidad para promover el consumo de carne y sus derivados. Es una imagen muy difundida: adolescentes con caras risueñas, comiendo hot dog y familias felices reunidas alrededor de un asado. La publicidad, en ese sentido, jamás relaciona la carne con la atmósfera macabra de los mataderos. El mensaje que se desea transmitir es que consumir carne es una actividad natural, sana y divertida.
Lo que los mensajes publicitarios no nos dicen es la cantidad de benzopireno (carcinógeno causante de tumores de estómago y leucemias) que se ingiere con cada kilo de carne de vaca preparada a la parrilla, equivalen a fumarse 600 cigarrillos.